Partiendo de la premisa de que la labor de los traductores y los intérpretes jurídicos debe fundamentarse en la profesionalidad, imparcialidad, el secreto profesional y la ausencia de conflicto de intereses entre las partes, un traductor o intérprete jurídico no debería aceptar trabajos en las cuales pueda ponerse en entredicho los citados fundamentos.
En consecuencia, si se trata de un procedimiento iniciado de mutuo acuerdo por ambas partes, no existe problema alguno en que sea un solo intérprete quien se encargue de prestar los servicios lingüísticos requeridos, salvo que una de las partes se niegue a ello.
Sin embargo, cuando el procedimiento es cursado por vía contenciosa, es recomendable que cada una de las partes contrate su propio profesional para traducir los documentos que aporte y así evitar una posible arbitrariedad por parte del intérprete o un conflicto de intereses.
Por otro lado, si el intérprete judicial es nombrado por el Juzgado se entiende que no existe conflicto de intereses al tratarse de un profesional imparcial que no tiene interés alguno en beneficiar a una de las partes. Es por esta razón que, en los juicios, las reuniones en el punto de encuentro, las reuniones con psicólogos, etc., es común que actúe un único intérprete independiente.
No obstante lo anterior, en caso de que una de las partes considere que se están vulnerando sus derechos a consecuencia de una traducción o interpretación arbitraria, es de sentido común que solicite un cambio de profesional ante el Juzgado que está llevando el asunto.
En cualquier caso y en general, la labor del intérprete siempre es objetiva, puesto que el profesional se limita a trasladar información de un lado a otro, en uno o varios idiomas. El intérprete, especialmente el intérprete jurado, no tiene interés personal, ni se manifiesta al respecto de los asuntos tratados en las reuniones, sesiones, conferencias, encuentros o juicios.
Psicológicamente, ni en la interpretación simultánea, ni en la consecutiva le restaría tiempo material al intérprete para formarse un juicio acerca de lo que se está cociendo y manipular las palabras en función de una presunta opinión personal.
Psicológicamente, el intérprete tiende a borrar de su “disco duro” todo el contenido de una interpretación, precisamente por su salud mental, para no cargar con esa información en su mente. Por un lado, el intérprete precisa memoria a largo plazo para hallar las palabras adecuadas al contexto tratado. Por otro lado, limpia su memoria a corto plazo para dar espacio a nuevas interpretaciones.
En sesiones de repetición, en las cuales el intérprete está involucrado en un caso, este mecanismo se activa con más razón y permite así la imparcialidad del trabajo en cuestión. Con mayor interés por parte del intérprete, si, volviendo al supuesto mencionado más arriba, el profesional interpreta tanto para una parte, como para la otra.
Lo descrito previamente viene a equivaler al juramento hipocrático de los médicos: el intérprete no tiene otro fin que el de ayudar a una persona a entender el significado de un mensaje en otro idioma. No existen intereses ajenos, ni intenciones ocultas, puesto que el profesional se basa siempre en la imparcialidad.
Como en todos los ámbitos, en la interpretación también habrá excepciones; existirán intérpretes sobornables y sobornados; existirán falsos intérpretes jurados, con sello y firma inexistentes o falsificados. Por ello es importante conocer el origen del mismo, que la empresa facilitadora del intérprete sea de confianza.
Desde Learndix Language Experts garantizamos la oficialidad y profesionalidad de todo nuestro equipo de intérpretes. Ponemos la mano en el fuego por su validez oficial, puesto que todos y cada uno de nuestros intérpretes jurados que operan en España han sido previamente nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
También nos responsabilizamos de su integridad y aseguramos que la información manejada en cada reunión, sesión, conferencia o juicio sea confidencial. De esta manera no hay conflicto en que un mismo intérprete haga su trabajo para cualquier parte.
A no ser que la ley dicte lo contrario o en un Juzgado se determine la conveniencia de cambiar de intérprete, por parte de Learndix Language Experts no habría inconveniente en proporcionar a un mismo profesional para 2 de las partes en un mismo caso. Precisamente, porque garantizamos la imparcialidad de nuestros intérpretes.
Resumiendo, la labor de un intérprete parte de una neutralidad intrínseca a su profesión, sin ella, sería difícil trasladar la imagen fiel de unos contenidos y nuestro trabajo es justo encontrar las palabras que reflejen lo más exacto posible el contenido y el mensaje de un interlocutor.
Desde Learndix Language Experts os animamos a probar nuestros servicios, ofreciendo la máxima confianza, basada en una total precisión, ligada a una absoluta imparcialidad. Si tienes un juicio, no dudes en contactarnos, que estaremos encantados de demostrártelo.