¿Te crees demasiado mayor para hablar un idioma jugando?

Todo va demasiado rápido y el estrés invade la rutina diaria.

 

Muchos adultos sueñan con hablar otro idioma, pero están bloqueados.

 

Ya sea por trabajo, ocio o querer comunicarse con la vecina de Alemania, el deseo está ahí, pero el camino parece imposible.

Si hablamos del ámbito profesional, las autoexigencias se disparan: «Debo dominar el idioma a la perfección, y si puede ser rapidito».

Esta idea no solo desmotiva, sino que frustra a quienes se enfrentan a interminables listas de vocabulario, reglas gramaticales y un tiempo a corto plazo que ni los Suizos.

El cerebro está hecho para aprender de manera natural. No meterle a cascoporro un libro aburridísimo de 300 páginas que no va a saber interpretar cuando le haga falta.

Pero, ¿y si aprender un idioma pudiera ser tan entretenido como un juego? Existe un lugar donde los adultos aprenden de manera fácil y divertida: Terra Lingüística.

 

Ana, una ejecutiva de marketing de 32 años, quería mejorar el inglés para impulsar su carrera. Pero tras varios intentos con clases tradicionales, aplicaciones novedosísimas, libros, malabaristas de circo, etc., se convenció de que el inglés no era para ella.

Estuvo en Dublín para un concierto de Ed Sheeran y casi terminan a tortas por un malentendido, cuando querían comprar un recuerdo y un bicho de 120kg llamada Cathy casi la aplasta por no entenderse en la cola.

Su motivación estaba por los suelos y su frustración por las nubes. Hablar inglés era para gente especial no para ella.

 

Pero un día, su prima le habló, de un sitio fantástico: Terra Learndix.

Un lugar donde la gente de todas las edades aprende idiomas disfrutando. Al principio, Ana se mostró escéptica. «Aprender jugando… por favor, eso es para niños, yo soy una ejecutiva de renombre».

Pero como ya había probado Duolinguo, Vaughan y la academia de su barrio que olía raro; decidió que iba a darle una oportunidad.

Al llegar allí, descubrió un mundo dentro una nave gigantesca a las afueras de Madrid. Todo estaba separado por sectores y tenía un carnet de ciudadano de Terra Learndix que debía sellar en cada zona.

Ese día sólo se hablaba inglés.

Había todo lo necesario para vivir en una vida actual: panadería, supermercado, ferretería, zona para conducir, una empresa como en la que trabajaba ella, etc.

Allí iba pasando por cada área, donde con un poco de teoría y trucos que le iban ayudando los profesores iba practicando, mientras hacía la actividad.

 

Ana estaba agotada, llevaba 4 horas sin parar, necesitaba un cafelito y relajarse un rato.

Se le iluminaron los ojos cuando vio un letrero que ponía Isla Relax.

El aire olía a café recién hecho, personas conversando relajadamente alrededor de mesas de madera, y jarras gigantes con agua, menta y limón. 

Sintiendo una mezcla de curiosidad y nervios, Ana decidió sentarse.

Todos seguían hablando inglés y Ana se animó a soltar su primera frase en inglés:

«Well, I totally agree, this coffee really tastes good, but don’t you think olives and coffee are definitely not a good combination? 😊 By the way, my name is Ana.»

La mesa entera estalló en carcajadas. Ana descubrió que todos tenían un perfil parecido al suyo y que no tenían miedo de seguir expresándose libremente.

También había un coach, que intervenía cuando alguien se trababa o se frustraba. Las conversaciones iban cambiando de tema de manera distendida y natural.

Nadie corregía con severidad ni interrumpía con reglas gramaticales.

Mike, el coach de inglés, tomó la palabra en español con un acento forzado y dijo:

«Si yo te hablo, tú sabes que soy un americano, pero eso no importa ahora. Lo importante es que MI NO MI GUSTA EL CAFÉ, PERO PARA MÍ ES POSIBLE TOMAR UNA CAFÉ PARA DISFRUTAR DE GENTES TAN FABULOSAS COMO ESTÁN AQUÍ. Incluso café con olives, no es un problema.”

Las risas explotaron nuevamente. Ana nunca había sentido tanta conexión en otro idioma.

Juan, otro alumno, le pregunto: «Lo más importante es practicar, aunque te equivoques, ¿verdad, Mike?”. Nadie está aquí para juzgar. Estamos aquí para disfrutar el proceso y aprender.» Mike asintió orgulloso de su alumno.

Y fue entonces cuando Ana lo comprendió todo: cuando practicas continuamente con libertad, confianza y sin miedo a los errores, el aprendizaje fluye como el agua.

 

Al final del día, Ana decidió ir dos veces a la semana ya que era una manera de aprender fantástica, útil y divertida.

Escribe un mail para coaching de idiomas a arenas@learndix.com, y entra un mundo nuevo de aprendizaje.

Learndix
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